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El último balance oficial cifra en 3.373 el número de muertos en Japón

Japón continúa con el recuento de víctimas del terremoto que el pasado viernes causó un devastador tsunami. Las cifras oficiales no paran de crecer: 3.373 muertos, 6.746 desaparecidos y 25.000 rescatados, la mayoría de estos últimos cerca de las centrales nucleares dañadas por el temblor, según la agencia local Kyodo. Sin embargo, las autoridades temen que el número de fallecidos llegue a 10.000, y que las cifras de desaparecidos y rescatados se vayan multiplicando con el paso de los días.

Las historias de pueblos borrados del mapa, núcleos de población de los que no se tienen noticias y, por suerte en algunas ocasiones, gente que vuelve a dar señales de vida cuando ya había poca esperanza de encontrarlos siguen cayendo en un goteo continuo. Por ejemplo, en Oshima, una pequeña isla frente a la costa de la provincia de Miyagi, han sido encontradas esta mañana con vida cerca de 1.300 personas. Además, entre 7.000 y 8.000 residentes en esta población perdieron sus casas y se han refugiado en escuelas, aunque están incomunicados y se desconoce si tienen provisiones suficientes.

Por el contrario, desde el viernes no se sabe nada sobre unos 7.500 residentes de Minami Sanriku, la mitad de la población de este pueblo de Miyagi engullido por el mar, aunque la Policía cree que podrían haberse refugiado en localidades cercanas, como Tome. Un total de 2.000 residentes de Minami Sanriku fueron localizados hoy con vida, por lo que hay esperanzas sobre sus vecinos. Tampoco se conoce el paradero de otros 8.000 residentes del pueblo costero de Otsuchi, en la provincia de Iwate.

En paralelo, los equipos de emergencia se afanan por rescatar cerca de 300 cadáveres atrapados entre los escombros en la ciudad de Sendai, capital de dicha prefectura, que no han sido incluidos en el recuento oficial de víctimas. El Gobierno de Miyagi ha solicitado ayuda a otras prefecturas para comenzar con la quema de los cuerpos con el fin de evitar la propagación de enfermedades entre los supervivientes.

El gobernador de Miyagi, Yoshihiro Murai, ha indicado que en estos momentos el mayor problema es la carencia de combustible y material sanitario en los hospitales, donde están racionando las medicinas.

Los tanatorios no dan abasto para almacenar los cadáveres, se necesitan urgentemente más ataúdes y sus trabajadores se quejan de que los constantes apagones no les permiten mantener refrigerados los restos mortales.

El operativo de salvamento está encabezado por 100.000 efectivos de las Fuerzas de Auto Defensa, equivalente al Ejército según la Constitución de Japón y a los que se unirán miles de reservistas llamados a filas. La labor de los equipos de rescate se ve dificultada por las constantes réplicas.

El impacto económico sumado del seísmo y el tsunami ha sido devastador. Algunas entidades bancarias han calculado el impacto económico. Citigroup estima entre 5 y 10 billones de yenes (44.000 y 88.000 millones de euros) en daños de viviendas e instalacionesm mientras que Barclays estima las pérdidas económicas en 15 billones de yenes (133.000 millones de euros) el 3% del PIB nipón.

Tokio ha agradecido la solidaridad de los 102 gobiernos extranjeros -entre ellos de países muy pobres como Afganistán o Timor Oriental- que han ofrecido algún tipo de ayuda a Japón, que sufre su mayor crisis desde la II Guerra Mundial.

La catástrofe incluso ha movilizado a naciones en teoría enemigas como China o Rusia, mientras Corea del Norte emitió un escueto mensaje de condolencias a través de su la oficina de Cruz Roja.

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